miércoles, 14 de noviembre de 2007

En mi habitacion ....

Mi habitación.

Lentamente discurre el tiempo en mi habitación. El silencio es roto por el monótono sonido de la radio. Algún comentario. Tres canciones. Comerciales. Qué aburrido. Permanezco echada en mi cama en un día cálido de febrero. Necesito salir y tomar aire fresco, aunque sé que en este instante mi cuarto es más fresco que la calle. Miro el ventilador, vueltas y vueltas.
Me quedo dormida. Al rato me despierta y me dice que debemos ir al cine, aunque ella hablaba más para sí que conmigo, su voz se notaba tan lejana, tan extraña. Ella dijo que el jueves habían estrenado una excelente película, pero sé que estaba igual de aburrida que yo y no encontró mejor pretexto para salir que ir al cine.Una vez en la sala de proyección, todo me parece ajeno. Estoy frente a la pantalla. Las imágenes pasan rápidamente. No comprendo porque la gente grita y se asusta. Al parecer es una película de terror. Me pierdo entre pensamientos y recuerdos. Siento ganas de dormir. Cada vez me siento más débil por el calor. Fue una mala idea salir al cine en estas condiciones. Pero era esto o quedarme igual de aburrida en mi habitación.Terminó la película. Vamos a cenar. Ella pide pizza y yo sólo miro a las demás mesas. La gente conversa amenamente pero yo no. Hoy me siento lejos de todo. ¿Debí haberme quedado en casa?
Ella se levanta y me lleva a casa. La veo, el cuerpo que empiezo a mirar con mayor atención se parece al mío y a la vez no. Ella soy yo, pero no soy yo. Yo estoy pensando esto, pero ella habla de cosas distintas. Ella ha disfrutado de la película. Ella, incluso, pidió una porción más de pizza. Trato de vocalizar algo para mantener algún contacto con ella. Hablo. Grito. Ella no me escucha, ni siquiera se inmuta. Ella me va dejando y yo tengo que hacer mucho esfuerzo para alcanzarla.
Otra vez en la habitación. Ella sonríe. Habla en voz alta. Ha tenido un excelente día. La película que han pasado era espantosamente terrorífica, no porque diera miedo sino porque estaba espantosamente llena de clichés. Igual, sé que ella no podrá dormir porque tendrá miedo. Me conozco demasiado bien para saber que no podrá dormir. Eso espero. No quiero que se duerma. Ella hace feliz su vida y yo estoy aquí tratando de entrar. Creo que yo soy su pensamiento, el problema es que debería estar adentro y no afuera. Prometo que nunca más volveré a leer libros de ficción si encuentro la forma de volver a estar donde siempre.
La veo. Ella escucha música. Tatarea una que otra canción. Apaga el equipo y mira televisión. Al parecer encontró más divertido ver videos musicales que escuchar música por radio. Creo que está intentado aburrirse para poder dormir y yo no sé cómo impedirlo. Si se duerme tal vez me quede flotando, vendrá una ráfaga de viento y me esfumaré. Me llevaré sus recuerdos y ella se quedará con mi vida.
Tengo que hacer que se despierte. Está a punto de quedarse dormida. Sus párpados se están cerrando. La estoy perdiendo, me estoy perdiendo. Susurro en sus oídos, tal vez así pueda escucharme. Le digo que si se duerme tendrá una existencia vacía. Yo soy la que dirige nuestras acciones, sin mí ella sería nada, sólo un autómata. Pero ahora que lo pienso, ella seguiría existiendo, yo no correría con la misma suerte.
Domingo, domingo. Me quedé dormida en la sala. Me arreglaré. Tomaré desayuno. Trataré de no escuchar este eco en mi cabeza aunque cada vez se vuelve más y más débil. Mañana iré al doctor y le diré que la terapia está funcionando. Qué horrible se siente que esa voz esté intentando entrar a mi cabeza. A veces, se apoderaba de mí y yo terminaba pensando como ella. A veces, creo que se sentía en pleno derecho de invadir mi mente. Ayer no lo logró, me dormí a tiempo. Mañana iré a ver a mi doctor y le diré que la voz se está haciendo débil, es más creo que desde que me he despertado ya no la he escuchado.

miércoles, 7 de noviembre de 2007